sábado, 15 de abril de 2017

Horneando un Pastel

Si te gusta cocinar coincidirás conmigo en que es una de las actividades más relajantes y satisfactorias que se pueden llevar a cabo fácilmente... salvo cuando la receta no sale bien. De todos modos, si somos sinceros, aunque no salga bien, durante el proceso lo pasamos de miedo, y eso no nos lo quita nadie.

No soy una gran cocinera, ni mucho menos, no te vayas a pensar. Pero me gusta cocinar, inventar... y comer! Así que de vez en cuando me lanzo a experimentar con alguna receta que otra. Además creo que la cocina sirve para potenciar muchas habilidades, y ahora que ya he terminado el curso de inteligencias múltiples, le veo un gran valor para practicar muchas de ellas.



Cocinar es, además, una actividad estupenda para entrenar la paciencia y la atención, y también para aumentar nuestra tolerancia a la frustración. Sirve para conocernos mejor, y es una herramienta pedagógica maravillosa para poner en práctica una vida saludable.

De vez en cuando compartiré contigo alguna receta. No siempre me saldrán bien. Pero serán cosas fáciles y comestibles. Al fin y al cabo se trata de divertirse y aprender. Aquí va la primera.



Este no me salió tan esponjoso como debería porque no conseguí poner las claras a punto de nieve. Me falló la paciencia... o no batí como es debido, quién sabe. Aún así, estaba bastante bueno. De hecho, tuvo una vida muy breve, por algo sería.

Tú no te preocupes si no cocinas muy bien. Todo es cuestión de práctica. Tampoco hace falta que hagas cosas complicadas, como flambear haciendo el pino puente. En la sencillez está el gusto. Y cada uno tiene el suyo. Tú también. Aunque no seas Chicote.

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