A veces hay temas que parecen cuestiones de perogrullo. Cosas que no pensamos nunca, que parecen obvias, pero que, cuando te paras a observar, descubres realidades muy evidentes que estaban ahí, ocultas a plena vista.
La menstruación es un tema tabú: cada día menos, pero todavía hay mucho que mejorar. Es algo muy natural, biológico, humano, inevitable... pero aún así es un proceso desconocido para buena parte de la población. La menstruación es una cuestión llena de mitos y concepciones alternativas. Da reparo hablar sobre ella y preguntar hasta entender. Pero cuando la abordas, como decía, descubres lo maravilloso que es el cuerpo humano, pero también descubres mucho sufrimiento silencioso, vivido con vergüenza.
En el curso que estoy realizando, de Educar en Igualdad, abordamos ahora el tema de la justicia menstrual. Responder a las siguientes preguntas es una buena forma de reflexionar sobre el tema:
- Crees que la pobreza menstrual afecta al fracaso escolar?
- Qué tabúes te has encontrado en clase al hablar de salud menstrual? Si no lo has tratado nunca, puedes reflexionar acerca del motivo?
- Se ofrecen en tu centro productos de higiene menstrual en algún caso?
- Por qué crees que ha habido una regulación del precio de mascarillas para la COVID-19 y no de productos de higiene femenina?
Como niña que sufría unas reglas dolorosísimas, que me hacían retorcerme y encogerme inútilmente, que debía tomar medicación (ineficaz por otra parte) para poder sobrellevar el período cada mes, estoy segura de que la vivencia de la menstruación puede afectar al rendimiento escolar, y de hecho lo hace. En cuanto a la pobreza, suma y sigue. Además de las posibles molestias físicas, añade la incomodidad de no poder acceder a productos que te hagan la vida más cómoda, que te den seguridad. Que tengas que recurrir a métodos poco higiénicos que puedan derivar en problemas de salud más graves, no facilita en nada que puedas concentrarte en estudiar o hacer tareas. Incluso entiendo perfectamente que prefieras no ir a clase, para evitar la inseguridad, los nervios, la vergüenza de nuevo...
La verdad es que es un tema que nunca he abordado con ningún grupo con el que haya trabajado, ni de adolescentes ni de adultos. No ha sido por ningún motivo especial, simplemente me he enfocado más en otro tipo de temáticas, como la ambiental por ejemplo. Ahora bien, quizá en mi situación actual, sí pueda ser un tema que me plantee trabajar en el espacio juvenil en el que trabajo. De hecho, tenemos productos de higiene menstrual a disposición de las personas usuarias. Pusimos una cestilla monísima con diversos productos de higiene, incluidas también mascarillas, pañuelos, toallitas húmedas o tiritas.
Es algo discreto, pero de momento está cumpliendo su función. Poco a poco iremos ampliando con más opciones (tampones y salvaslips, también preservativos) y tendremos un punto de higiene y seguridad que dará mucha confianza a muchas de las personas usuarias, no tengo duda.Con respecto a las regulaciones de los precios, comparando con otros productos como las mascarillas, la verdad es que no puedo encontrar otra causa más que la visión patriarcal del mundo: la menstruación es un tema exclusivo de la mujer, por lo tanto se considera menos importante, algo de lo que debemos ocuparnos nosotras en intimidad. Como ya dije, es un tema tabú, sucio y que no incumbe a los hombres, por lo tanto es que ni se les pasa por la cabeza. Pero... también hay mujeres que se dedican a la política y toman decisiones. A ellas no se les pasa por la cabeza? Bueno, esa es una cuestión muy interesante. Creo que quizá ocurre que, para hacernos un hueco en "el mundo de los hombres" nos vemos abocadas a tratar los temas que para ellos son importantes, haciéndolo "a su manera", con "sus criterios y modos"... porque si no, no nos tomarán en serio.
Muy triste todo. Y muy indignante. Reconozco que a mi todos estos temas me ponen literalmente furiosa. Porque es totalmente injusto. Lo mires como lo mires. Es sentir que te dan de lado en el mundo, como si no estuvieras invitada a la fiesta. Como si no perteneciésemos a ninguna parte. Pues ya está bien. Todavía no hemos llegado todo lo lejos que debemos llegar. Ellos ya llevan mucha carrera recorrida y nosotras en cambio estamos empezando a llegar al punto de salida.
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